GRAFENO
El grafeno es una sustancia formada por carbono
puro, con átomos dispuestos en un patrón regular hexagonal similar al grafito,
pero en una hoja de un átomo de espesor. Es muy ligero, una lámina de 1 metro
cuadrado pesa tan sólo 0,77 miligramos. El
grafeno es un alótropo del carbono,
un teselado hexagonal plano (como panal de abeja) formado por átomos de carbono enlaces
covalentes que se generan a
partir de la superposición de los híbridos sp2 de los carbonos enlazados.
DESCUBRIMIENTO
El repentino aumento del interés científico por el grafeno puede
dar la impresión de que se trata de un material nuevo. En realidad se conoce y
se ha descrito desde hace más de medio siglo. El enlace químico y su estructura
se describieron durante el decenio de 1930.
P. R. (Philip Russell) Wallace calculó por primera vez (en 1949) la estructura electrónica de
bandas. Al grafeno se le prestó
poca atención durante décadas al pensarse que era un material inestable
termodinámicamente ya que se pensaba que las fluctuaciones térmicas destruirían
el orden del cristal dando lugar a que el cristal 2D se fundiese. Bajo este prisma
se entiende la revolución que significó que Novoselov y Geim consiguiesen
aislar el grafeno a temperatura ambiente. La palabra grafeno se adoptó
oficialmente en 1994, después de
haber sido designada de manera indistinta –en el campo de la ciencia de superficies– «monocapa de
grafito». Además, muchas nanoestructuras recientemente descubiertas, como los nanotubos de carbono, están relacionadas con el
grafeno. Tradicionalmente, a estos nanotubos se les ha descrito como «hojas de
grafeno enrolladas sobre sí mismas». De
hecho las propiedades de los nanotubos de carbono se explican y entienden
fácilmente a partir de las inherentes al grafeno. Se
ha descrito también la preparación de nanotiras de grafeno mediante nanolitografía,
haciendo uso de un microscopio de
efecto túnel.
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